83% de consumidores exige etiquetar alimentos hechos con IA

La adopción masiva de sistemas basados en IA en la producción alimentaria despierta inquietudes sobre seguridad, etiquetado y la necesidad de mayor regulación.

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La introducción de la Inteligencia Artificial (IA) en la fabricación de alimentos ha generado opiniones encontradas en la población, en especial cuando se trata de transparencia. De acuerdo con nuevos sondeos, más de la mitad de los consultados percibe la IA como un avance valioso para la humanidad, aunque un 21% no comparte ese optimismo y considera que la tecnología podría tener efectos adversos. En contraste, un 27% sostiene que la aplicación de este tipo de herramientas al sector de la alimentación genera preocupaciones que podrían empañar su beneficio potencial.

Este escenario ha motivado a varias empresas a replantear su estrategia de comunicación para calmar inquietudes y aclarar sus métodos de producción. Con ello, se busca evitar confusiones que terminen por afectar la aceptación de productos que usan algoritmos avanzados en su diseño y elaboración.

La cuestión del etiquetado se ha vuelto central: un 83% de las personas encuestadas considera que los fabricantes deberían informar, de manera clara y visible, cuando emplean IA para formular o fabricar un producto. Este posicionamiento refleja el deseo de contar con información fidedigna y accesible, de modo que cada consumidor decida libremente si comprarlo o no. Además, el sondeo indica que más de la mitad se muestra muy convencida de esta necesidad, mientras que un reducido 4% sostiene que la implementación de etiquetas obligatorias no tendría justificación. Estas cifras confirman que la transparencia es uno de los pilares fundamentales para sostener la confianza ciudadana en la tecnología y su impacto en la seguridad alimentaria.

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¿Puede un alimento desarrollado con IA ser considerado natural?

El aspecto de la naturalidad también se ha puesto en la balanza, con casi dos tercios de los participantes expresando que un alimento desarrollado con IA no debería promocionarse como “natural”. Sin embargo, existe un grupo minoritario del 12% que no ve impedimento alguno en mezclar la noción de naturalidad con métodos tecnológicos más avanzados. Esta discrepancia invita a la industria a reflexionar acerca de la forma en que se comunican los atributos de un producto al consumidor, y sobre la necesidad de establecer marcos regulatorios que definan lo que puede o no considerarse natural en la era de la automatización y la inteligencia automatizada.

Otro de los factores importantes en el debate es la seguridad alimentaria. Menos de la mitad de los encuestados considera que un producto creado con asistencia de IA resulte potencialmente más inseguro, lo cual sugiere que todavía existe cierta incertidumbre sobre los alcances y los límites de este tipo de tecnología. No obstante, una cuarta parte de las personas encuestadas señala que estaría más dispuesta a comprar aquellos productos que utilicen estas herramientas, mientras que un 29% mantendría una postura contraria al considerar que el riesgo percibido no es menor. Estas valoraciones divididas revelan la necesidad de reforzar la educación sobre cómo funcionan los algoritmos y qué controles se implementan para garantizar la inocuidad.

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Generaciones y su postura frente a la tecnología alimentaria

El factor generacional emerge con fuerza en este contexto. La mayoría de quienes pertenecen a la Generación Z y a la generación Millennial expresan posturas positivas hacia la adopción de sistemas de IA en la industria de alimentos. Esto sugiere que las generaciones más jóvenes, familiarizadas con las innovaciones digitales, tienden a ver con buenos ojos la modernización de los procesos productivos. Sin embargo, persisten ciertas dudas entre sectores de mayor edad, que demandan más explicaciones y garantías de que este salto tecnológico no pondrá en juego la salud ni alterará significativamente la esencia de los productos que consumen a diario.

En materia legal, existe un fuerte llamado a la supervisión gubernamental: un 78% de los consultados respalda la creación de leyes que regulen la utilización de IA por parte de las compañías alimenticias, mientras que un 6% manifiesta su rechazo a cualquier normatividad que restrinja la libertad de las empresas. Estas cifras sugieren que el público percibe un vacío que necesita ser atendido, sobre todo para establecer los límites del uso de algoritmos y asegurar un escenario competitivo donde no se comprometa la calidad de lo que llega a la mesa de los consumidores. Además, se hace evidente la expectativa de que las autoridades proporcionen lineamientos claros para evitar abusos o confusiones.

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El impacto económico y social de la IA

En lo que respecta a la economía y el precio de los productos, un 79% considera que las compañías que ahorren costos al incluir tecnologías de IA deberían reflejar ese beneficio en sus precios, de manera que el público se vea favorecido. Sin embargo, el apoyo a esta idea se desploma cuando el ahorro implica la sustitución de empleos humanos: un 40% califica de inaceptable que los avances en automatización conlleven despidos, incluso si esto derivara en un menor costo final para el consumidor. Este dilema retrata la tensión entre la eficiencia que la IA promete y las implicaciones sociales que su implementación puede generar en la fuerza laboral.

Richard Clarke, representante de una consultora especializada en comunicación para el sector alimentario, destaca que muchas empresas ya están inmersas en la adopción de IA, aunque no siempre lo manifiesten de manera proactiva. Para evitar vacíos de información y recelos del público, recomienda que las compañías definan estrategias que expliquen cómo se están aprovechando los algoritmos en el desarrollo y la producción, reforzando así la credibilidad de sus marcas

. Al final, este panorama obliga a los actores de la cadena alimentaria a lidiar con un escenario cambiante y lleno de matices, donde la innovación tecnológica busca convivir armónicamente con las expectativas de transparencia y responsabilidad social.