Tartrazina: ¿por qué es tan criticado y cuáles son sus alternativas?

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¿Qué riesgos esconde la tartrazina, el colorante amarillo más utilizado en alimentos y cosméticos? Explore la controversia a su alrededor y descubra las alternativas naturales que podrían cambiar la formulación de los productos.


La tartrazina es un aditivo alimentario ampliamente empleado en diversas industrias por su capacidad para impartir un color amarillo intenso y estable a numerosos productos. Aunque su uso está aprobado por diversas agencias reguladoras, este colorante ha sido objeto de debates debido a los posibles riesgos para la salud asociados con su consumo. A lo largo de este artículo, se exploran los aspectos clave relacionados con la tartrazina, desde su origen químico hasta las controversias y regulaciones que la rodean.

¿Qué es la tartrazina?

La tartrazina es un colorante artificial de tono amarillo, también identificado como FD&C Yellow No. 5, E102 o amarillo 5. Este compuesto se utiliza de manera extensa en la elaboración de alimentos, bebidas, medicamentos y productos de cuidado personal.

Su estructura química compleja le permite proporcionar un color brillante y uniforme, lo que lo convierte en una opción popular en diversas industrias que requieren coloración estable y vívida en sus productos.

Desde el punto de vista químico, la tartrazina es un ácido que presenta solubilidad en agua, lo que facilita su incorporación en diversas formulaciones líquidas y sólidas. Además, su estabilidad en diferentes condiciones de pH y temperatura la hace especialmente útil en una amplia variedad de aplicaciones. A pesar de su estabilidad, su seguridad y efectos sobre la salud humana han sido objeto de estudio, ya que se ha relacionado con diversas reacciones adversas, especialmente en personas con predisposición a alergias.

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¿De dónde proviene la tartrazina?

El origen de la tartrazina se encuentra en la química industrial, específicamente en los compuestos derivados del alquitrán de hulla, una sustancia históricamente utilizada para la obtención de diversos colorantes. Este colorante fue descubierto en 1884 por el químico alemán Johann Heinrich Ziegler mientras exploraba nuevas moléculas derivadas del alquitrán de hulla. Inicialmente, la tartrazina se utilizó principalmente como tinte para textiles debido a su alta estabilidad y resistencia a la luz.

En la actualidad, la producción de tartrazina se realiza mediante una reacción de acoplamiento diazo entre ácido sulfónico diamina y pirazolona T, lo que da lugar a un enlace azo, responsable de su intensa coloración amarilla. Este método ha sustituido la utilización directa del alquitrán de hulla, aunque el estigma de su origen inicial persiste.

A lo largo del tiempo, la tartrazina se ha convertido en uno de los colorantes más utilizados a nivel mundial, pese a la controversia en torno a su seguridad. Algunos estudios preliminares sugirieron posibles efectos adversos, como hiperactividad en niños y reacciones alérgicas, pero investigaciones posteriores, incluidas revisiones realizadas por la Organización Mundial de la Salud en 2017, no encontraron evidencia concluyente que confirme estos efectos en la mayoría de la población. No obstante, la tartrazina sigue siendo un aditivo controvertido, especialmente en la Unión Europea, donde algunos países han prohibido su uso en determinados productos alimenticios, o exigen que se etiqueten con advertencias sobre posibles efectos adversos.


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¿Para qué se usa la tartrazina?

Este colorante, que se disuelve en agua, es valorado por su capacidad de impartir un tono amarillo brillante a una amplia gama de productos.

Usos en la industria alimentaria

La tartrazina se emplea comúnmente en alimentos procesados que requieren un color amarillo o verde vibrante. Entre los productos alimenticios que pueden contener tartrazina se encuentran:

  • Cereales: como los corn flakes y el muesli.
  • Bebidas: refrescos, bebidas energéticas y deportivas, mezclas para bebidas, jugos y bebidas alcohólicas combinadas.
  • Postres y confitería: gelatinas, helados, caramelos, chicles, pudines instantáneos, mezclas para pasteles y productos de repostería.
  • Snacks: papas fritas, palomitas de maíz y chips saborizados, como los nachos.
  • Condimentos y salsas: mostaza, jaleas, mermeladas, salsas procesadas y aderezos para ensaladas.

Otros productos alimenticios: sopas instantáneas, arroces como la paella y el risotto, y productos encurtidos.

Usos en la industria cosmética y de cuidado personal

Además de su aplicación en alimentos, la tartrazina se encuentra en una variedad de productos de cuidado personal y cosméticos, donde se etiqueta como CI 19140 o FD&C Yellow 5. Algunos de estos productos incluyen:

  • Cosméticos: sombras de ojos, rubores, bases de maquillaje, esmaltes de uñas y labiales.
  • Productos de cuidado personal: champús, acondicionadores, jabones líquidos y en barra, lociones, cremas y pastas de dientes.
  • Otros productos: detergentes, enjuagues bucales y tintes para el cabello.

Usos en la industria farmacéutica

En el ámbito farmacéutico, la tartrazina se utiliza para colorear diversos tipos de medicamentos, como vitaminas, antiácidos, fármacos para el resfriado y productos tópicos como lociones y geles. Se emplea tanto en forma líquida como en comprimidos y cápsulas, facilitando la identificación visual de los medicamentos.

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Beneficios y riesgos de la tartrazina en los alimentos

Beneficios de la tartrazina:

  • Atractivo visual: La tartrazina, conocida también como amarillo No. 5, es un colorante alimentario sintético ampliamente empleado para conferir un color amarillo intenso a diversos productos, incluidos alimentos, bebidas, medicamentos y artículos de cuidado personal. Este colorante es especialmente popular debido a que mejora la apariencia de los productos, haciéndolos más atractivos para los consumidores. Su estabilidad cromática bajo diversas condiciones de procesamiento y almacenamiento lo convierte en una opción preferida sobre otros colorantes de origen natural.
  • Versatilidad y costo: La tartrazina es una opción económica y versátil, utilizada en alimentos procesados como caramelos, cereales, bebidas gaseosas y productos horneados. Además, su uso se extiende a productos farmacéuticos y cosméticos. La capacidad de este colorante para mantener un tono brillante y constante lo hace indispensable en la industria alimentaria.

Riesgos de la tartrazina:

  1. Reacciones alérgicas: Uno de los riesgos más documentados de la tartrazina es su potencial para provocar reacciones alérgicas en ciertas personas. Se ha asociado con urticaria, asma y otras reacciones de hipersensibilidad, especialmente en individuos que son sensibles a la aspirina. En estudios realizados con personas que padecen urticaria crónica o hinchazón, el 52% mostró una reacción alérgica a los colorantes alimentarios, incluida la tartrazina.
  2. Impacto en el comportamiento infantil: Diversos estudios han encontrado una asociación, aunque pequeña, entre la tartrazina y un incremento de la hiperactividad en niños, particularmente en aquellos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). En una investigación, el 73% de los niños con TDAH mostraron una disminución en los síntomas al eliminarse los colorantes artificiales de su dieta. No obstante, la respuesta a estos aditivos puede variar entre los niños, siendo algunos más sensibles que otros.
  3. Riesgos genotóxicos y neurotóxicos: Aunque la investigación sobre los efectos de la tartrazina en humanos no es concluyente, estudios en animales han planteado preocupaciones sobre su seguridad. Se ha encontrado que la tartrazina podría tener efectos genotóxicos, lo que implica que podría dañar el ADN y potencialmente llevar a mutaciones genéticas que deriven en cáncer. Además, estudios en ratas han sugerido que la tartrazina puede actuar como una neurotoxina, afectando negativamente el sistema nervioso y provocando cambios estructurales y conductuales en el cerebro.
  4. Contaminantes potencialmente cancerígenos: Si bien no se ha demostrado de manera concluyente que la tartrazina cause cáncer en humanos, algunos estudios han identificado la presencia de contaminantes como la benzidina, un conocido carcinógeno, en colorantes alimentarios como el amarillo No. 5. Aunque estos contaminantes están presentes en niveles bajos, su autorización se basa en la presunción de que son seguros, lo cual sigue siendo un tema de preocupación.
  5. Regulaciones y controversias: A pesar de estar aprobada para su uso en alimentos por agencias reguladoras como la FDA y la EFSA, la tartrazina ha sido prohibida en algunos países, como Noruega, debido a preocupaciones de salud. En el Reino Unido, por ejemplo, los productos que contienen este colorante deben llevar una advertencia en la etiqueta, y el gobierno ha instado a los fabricantes a encontrar alternativas más seguras.

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¿Es seguro el consumo de la tartrazina?

Desde 1969, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha aprobado su uso, y es común encontrarla en las etiquetas de los productos bajo nombres como FD&C Yellow No. 5 o E102.

En algunos países europeos, la tartrazina debe incluir una advertencia en la etiqueta que señala: "Puede tener un efecto adverso sobre la actividad y la atención en los niños", una medida que sigue al estudio de Southampton de 2007 que vinculó ciertos colorantes artificiales con un aumento de la hiperactividad en niños. Además, en países como Austria y Noruega, el uso de tartrazina ha sido prohibido debido a preocupaciones sobre su seguridad.

Efectos potenciales en la salud:

Diversos estudios han investigado los efectos de la tartrazina sobre la salud humana, con resultados variados.

  • Reacciones alérgicas: La tartrazina es conocida por provocar reacciones alérgicas, particularmente en personas con asma o intolerancia a la aspirina. Se estima que menos del 0.12% de la población en Estados Unidos, o alrededor de 360,000 personas, son sensibles a este colorante. Los síntomas pueden incluir urticaria, asma y otros problemas respiratorios.
  • Hiperactividad en niños: Estudios como el mencionado anteriormente han sugerido una relación entre la ingesta de colorantes artificiales y un aumento en la hiperactividad en niños. Sin embargo, la evidencia sigue siendo inconclusa y la FDA, aunque ha recomendado más investigación, no ha implementado etiquetas de advertencia similares a las de la Unión Europea.
  • Cáncer y daño celular: Un estudio de 2015 encontró que la tartrazina puede dañar el ADN de las células blancas humanas, lo que podría llevar a mutaciones y aumentar el riesgo de cáncer, especialmente en el tracto gastrointestinal, donde se metaboliza este colorante. Sin embargo, estos resultados se basan en estudios celulares y animales, y no se han replicado directamente en humanos.
  • Neurotoxicidad: Estudios en ratas han mostrado que la tartrazina puede tener efectos neurotóxicos, incluyendo problemas de memoria y muerte celular en el cerebro. Se observó que la administración de vitamina E podría mitigar algunos de estos efectos, lo que sugiere que la exposición prolongada a este colorante podría ser perjudicial para el sistema nervioso.

Productos comunes que contienen tartrazina

La tartrazina es un colorante azoico sintético ampliamente empleado en alimentos, bebidas, productos de cuidado personal, cosméticos y otros artículos de consumo. Este aditivo, caracterizado por su distintivo color amarillo brillante, se identifica bajo diversas denominaciones, como E102, Acid Yellow 23 y trisodium 1-(4-sulfonatophenyl)-4-(4-sulfonatophenylazo)-5-pyrazolone-3-carboxylate.

La tartrazina es frecuentemente utilizada en productos procesados que requieren un color amarillo o verde artificial, o en aquellos que deben tener una apariencia marrón o cremosa. Ejemplos de estos productos incluyen:

  • Cereales: Como copos de maíz y muesli.
  • Bebidas: Refrescos, bebidas energéticas y deportivas, mezclas en polvo, cordiales de frutas y bebidas alcohólicas saborizadas.
  • Postres y golosinas: Helados, paletas, caramelos duros y blandos (como ositos de goma y malvaviscos), pudines instantáneos, gelatinas, mezclas para pasteles, pasteles, natillas, mazapán, galletas y biscotes.
  • Snacks: Papas fritas saborizadas (como nachos), palomitas de maíz (tanto para microondas como para cine), chicles y chips de papas.
  • Condimentos y untables: Mermeladas, jaleas (incluida la de menta), mostaza, rábano picante, encurtidos, salsas procesadas y aderezos.
  • Otros alimentos procesados: Sopas instantáneas o en cubos, arroces (como paella y risotto), fideos, puré de frutas y ensaladas de algas de color verde brillante.

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Regulaciones y normativas sobre la tartrazina

En muchos países latinoamericanos, las regulaciones sobre la tartrazina están alineadas con las recomendaciones del Codex Alimentarius, un conjunto de normas internacionales que busca proteger la salud de los consumidores y promover prácticas comerciales justas. No obstante, la aplicación de estas normativas varía según cada nación, y algunas han desarrollado regulaciones más estrictas en respuesta a preocupaciones locales.

  • Perú: en este país la tartrazina ha sido objeto de debate durante varios años. En 2011, se presentó un proyecto de ley que proponía prohibir el uso de este colorante en productos alimenticios destinados al consumo humano, debido a su posible relación con alergias y asma en niños. Aunque el proyecto fue archivado y no se aprobó, existe una regulación que exige que los productos que contienen tartrazina incluyan una advertencia clara en sus etiquetas. Sin embargo, organizaciones como el Instituto de Defensa Legal del Ambiente y Desarrollo Sostenible (IDLADS) han criticado la falta de información detallada sobre los riesgos potenciales, argumentando que la simple advertencia "CONTIENE TARTRAZINA" no es suficiente para informar adecuadamente a los consumidores.
  • Colombia: la regulación en el país se enmarca dentro de una normativa más amplia que abarca los aditivos alimentarios en general. El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) supervisa su uso, asegurando que los productos que contienen este colorante estén etiquetados correctamente. No obstante, no existe una prohibición específica sobre su uso, y se permite dentro de los límites establecidos por la normativa vigente.
  • Brasil y Argentina: las agencias reguladoras (ANVISA en Brasil y ANMAT en Argentina) establecen límites claros para el uso de la tartrazina en productos alimenticios. Estos organismos también exigen que los productos que contienen este colorante indiquen su presencia en la etiqueta para alertar a los consumidores.
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Alternativas naturales a la tartrazina

Debido a preocupaciones sobre posibles efectos adversos para la salud, muchas personas y empresas están buscando sustitutos naturales a este colorante sintético.

  • Annatto: es uno de los colorantes naturales más utilizados como sustituto de la tartrazina. Se extrae de las semillas del árbol de achiote y produce un color que varía entre el amarillo y el naranja. Aunque el annatto es una opción económica, su capacidad para igualar exactamente el color de la tartrazina puede ser limitada. Se emplea con frecuencia en productos como mantequilla, queso y bocadillos. Es una alternativa adecuada cuando se buscan soluciones de bajo costo, aunque podría requerir ajustes en la formulación para alcanzar un tono más similar al deseado.

  • Cúrcuma y cártamo: por un lado, la cúrcuma, conocida por su intenso color amarillo, es otra alternativa natural efectiva para reemplazar la tartrazina. Además de su uso en alimentos, la cúrcuma es valorada por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Por otro lado, el cártamo, que se obtiene de las flores del mismo nombre, también es una opción viable que proporciona un tono amarillo comparable. Ambas alternativas suelen ser más costosas que la tartrazina, pero ofrecen beneficios adicionales para la salud.

  • Paprika: Este colorante rojo-anaranjado derivado del pimiento rojo, es una alternativa natural frecuentemente utilizada para sustituir tanto la tartrazina como el Sunset Yellow (Yellow #6). Aunque su costo es mayor, la paprika ofrece un tono vibrante que puede ser adecuado para una variedad de productos alimenticios, incluidos embutidos y carnes procesadas. Este colorante puede combinarse con otros naturales para lograr un tono más cercano al amarillo brillante característico de la tartrazina.

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