Empresas alimentarias se alistan para la Regla de Trazabilidad de la FDA

El sector alimentario se une para prepararse ante la nueva norma de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU., enfocada en mejorar la seguridad antes de 2026.

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Varias organizaciones líderes en la industria alimentaria han formado una colaboración conjunta para enfrentar los desafíos que presenta la nueva Regla de Trazabilidad de Alimentos establecida por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA). Este esfuerzo colectivo busca mejorar la comprensión y preparación ante las nuevas exigencias regulatorias.

Entre las entidades que participan en esta iniciativa se encuentran la Asociación de Funcionarios de Alimentos y Medicamentos, la Asociación de la Industria Alimentaria, GS1 US, el Instituto de Tecnólogos de Alimentos, la Asociación Internacional de Distribuidores de Servicios de Alimentos, entre otras. La unión de estas organizaciones refleja la importancia y el impacto que tendrá la nueva normativa en el sector.

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La Regla de Trazabilidad de Alimentos, parte de la Ley de Modernización de la Inocuidad de los Alimentos (FSMA) en su Sección 204, exige un sistema integral de seguimiento y localización para ciertos alimentos considerados de alto riesgo. Esta medida tiene como objetivo principal prevenir enfermedades transmitidas por alimentos y mejorar la seguridad alimentaria en general.

Los productos afectados incluyen:
• Frutas
• Verduras frescas
• Ensaladas delicatessen
• Quesos blandos
• Mantequillas de frutos secos
• Hierbas frescas
• Ciertos vegetales cortados
• Pescados ahumados y crustáceos

La implementación de esta regla afectará a fabricantes, procesadores, empacadores y distribuidores que manejan estos alimentos.

El cumplimiento de la Regla 204 de la FSMA ofrece múltiples beneficios para las empresas del sector. No solo ayuda a maximizar la trazabilidad y la seguridad alimentaria, sino que también mejora la visibilidad en la cadena de suministro, permitiendo una respuesta más rápida y eficiente ante posibles problemas de seguridad.

Aunque la regla entró en vigor en enero de 2023, las organizaciones tienen hasta el 20 de enero de 2026 para cumplir plenamente con los requisitos. Este período de tres años permite a las empresas adaptar sus procesos y sistemas, garantizando una implementación efectiva y sin contratiempos.

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La adopción de tecnologías avanzadas de trazabilidad no solo facilitará el cumplimiento normativo, sino que también optimizará la cadena de suministro. Al recopilar datos detallados sobre el flujo de mercancías, las empresas podrán identificar y eliminar cuellos de botella, reducir pérdidas por deterioro y combatir prácticas ilícitas como el robo y la falsificación.

Este cambio representa una oportunidad para fortalecer la reputación de las marcas y construir una mayor confianza con los consumidores. Al demostrar un compromiso con la seguridad alimentaria y la transparencia, las empresas pueden diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo.