¿Comida en el espacio?: así va la apuesta por los cultivos en Marte
¿Comida en el espacio?: así va la apuesta por los cultivos en Marte
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Los cultivos de alimentos en el espacio están cada vez más lejos de ser ciencia ficción con el reciente anuncio de la Universidad de Nebraska-Lincoln de plantar maíz en Marte. Le contamos todas las investigaciones que se unen a este hito.
La idea de cultivar alimentos en el espacio se ha planteado desde hace un par de años atrás, no solo con el propósito de aportar al avance investigativo de la agricultura, sino también de aliviar las crecientes presiones del cambio climático. Pero, ¿en qué va esta iniciativa?
Cultivo de maíz en el espacio
El hito más reciente va por cuenta de la Universidad de Nebraska-Lincoln, la cual anunció su nuevo proyecto para cultivar maíz en Marte. Esta iniciativa, liderada por los profesores Santosh Pitla y Yufeng Ge, no solo busca extender la agricultura más allá de la Tierra, sino también desarrollar técnicas que puedan beneficiar la agricultura sin impactar el medio ambiente.
El proyecto, denominado “Consorcio de Espacio, Políticas, Agricultura, Clima y Medio Ambiente Extremo (SPACE²)”, es una iniciativa única en su género. Su meta es cultivar el primer acre de maíz en el suelo marciano, explorando técnicas y tecnologías que podrían ser aplicables tanto en la Tierra como en el espacio.
Este ambicioso proyecto no solo representa un hito en la agricultura espacial, sino que también tiene el potencial de brindar soluciones innovadoras a los desafíos agrícolas en la Tierra. Los investigadores buscan entender cómo condiciones extremas, como la baja gravedad y las altas temperaturas, afectan el crecimiento de las plantas.
La tecnología desarrollada para cultivar en ambientes controlados, como la iluminación LED avanzada, ya está revolucionando la agricultura urbana y vertical, demostrando el valor práctico de estas investigaciones.
Uno de los aspectos más prometedores de este proyecto es el estudio del suelo marciano, rico en metales pesados. Este estudio podría ofrecer pistas sobre cómo hacer que la agricultura sea más resiliente en un planeta Tierra afectado por el cambio climático.
La idea de cultivar alimentos en Marte no es solo una cuestión de ciencia ficción, sino una realidad en desarrollo. Los investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln están avanzando en la comprensión de cómo las condiciones extremas del espacio pueden influir en el cultivo de alimentos, abriendo así nuevas posibilidades para la agricultura espacial y terrestre.
Este proyecto también busca responder preguntas clave sobre la sostenibilidad de la vida humana en el espacio. Cultivar alimentos en Marte es un paso crucial para apoyar misiones espaciales de larga duración, incluidas futuras colonias humanas en el planeta rojo.
Además, la investigación en SPACE² está estableciendo un precedente para futuros centros de estudio en agricultura espacial en los Estados Unidos. Esta iniciativa pone a la Universidad de Nebraska-Lincoln a la vanguardia de un campo de estudio emergente y crucial.
El proyecto no solo implica desafíos científicos y tecnológicos, sino que también aborda cuestiones políticas y ambientales relacionadas con la expansión de la humanidad en el espacio. Es un esfuerzo multidisciplinario que integra diversas áreas del conocimiento para alcanzar un objetivo común.
¿Producción de pan en Marte?
Las investigaciones del cultivo de alimentos en el espacio no paran allí. En el 2020, Puratos anunció el lanzamiento de su programa SpaceBakery, en colaboración con siete organizaciones belgas, el cual busca la posibilidad de cultivar trigo en el espacio y otras plantas que sirvan como ingredientes para hacer pan en este ecosistema.
El enfoque inicial del proyecto se centra en mejorar la producción sostenible de alimentos en la Tierra, con miras a un impacto global en la nutrición. SpaceBakery recibió una financiación significativa, lo que permitirá instalar contenedores interconectados en Bélgica para estudios intensivos sobre cultivo ecológico y panadería.
Los descubrimientos de SpaceBakery podrían revolucionar la producción alimentaria tanto en la Tierra como en Marte, especialmente en la eficiencia y sostenibilidad de los cultivos de trigo.
El pan, un alimento básico y nutritivo, fue seleccionado para el proyecto debido a su valor nutricional global, haciendo que sea un candidato ideal para la alimentación en misiones espaciales.
Enfrentando los retos del entorno espacial, el proyecto utiliza contenedores especiales y un sistema cerrado para simular condiciones adecuadas para el cultivo, optimizando el uso de recursos.
El consorcio SpaceBakery abarca un enfoque integral en el ciclo de producción de alimentos, estudiando desde la polinización automatizada hasta el impacto de la radiación, con el objetivo de hacer los alimentos no solo nutritivos sino también sabrosos.
Lea también: "El futuro del pan está en su pasado": CEO de Puratos
Trigo y otras especies mutantes en el espacio
Por otro lado, está China con su plan de cultivar variedades de trigo y otras especies mutantes en el espacio exterior. Este proyecto, anunciado en el 2022, forma parte de su estrategia para abordar problemas emergentes como la crisis climática y la sobrepoblación mundial.
A través de la mutación inducida por el espacio, China creó variedades de cultivos que son más resistentes y productivas, superando a las semillas naturales. La variedad conocida como Luyuan 502, desarrollada por el Instituto de Ciencias de Cultivos de CAAS y la Academia de Ciencias Agrícolas de Shandong, es un ejemplo de este logro. Estas semillas mutantes son más tolerantes a la sequía y enfermedades, lo que las hace particularmente valiosas en el contexto del cambio climático.
Estos esfuerzos no se limitan solo al trigo, sino que abarcan una amplia gama de cultivos. China además liberó más de 1000 variedades de cultivos mutantes en los últimos 60 años, que representan el 25 % de las semillas en la base de datos de la FAO.
El desarrollo de estos cultivos se lleva a cabo a 340 kilómetros sobre la superficie terrestre. En este entorno de baja gravedad y sin la protección del campo magnético terrestre, las semillas experimentan cambios genéticos que mejoran sus características de tolerancia y rendimiento.
El impacto de estos cultivos mutantes no se limita al espacio. Su adaptabilidad a entornos hostiles los hace ideales para cultivos en regiones afectadas por el cambio climático, ofreciendo una solución potencial a la creciente inseguridad alimentaria.
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